25 de septiembre de 2007

La Espera

Atardece, y un abanico de luces multicolores danzan ante sus ojos: tonalidades rosas, violetas, azules, rojo más intenso, instantes fugaces pero eternos, repetitivos mientras alumbre la luz del sol, preludio a la gris oscuridad que se avecina.

Y ahí está ella como cada tarde de todos los días, sentada en el porche aguardando su llegada, acompañada únicamente de su vieja mecedora, cuyo rechinido retumba en ecos que perturban la quietud de la tarde.. crish.. crash... crish.. crash...

Retira de su cabeza la desdentada peineta hecha de carey y deshace su trenza húmeda aún, dejando suelta su casi blanca cabellera, menos abundante, reflejo del invencible paso del tiempo y en un ligero y sorpresivo movimiento expande su cabello sobre su espalda.

Crish.. crash...crish.. crash.. el sonido marcial no se interrumpe, ahora la orquesta de sonidos tardecinos estrena una nueva melodía, los grillos cantan, las cigarras enloquecen y los pájaros negros en alboroto despidiendo el día, cruzan el cielo en bandadas frente a su presencia, camino a su desconocida morada.

Ya la tarde ha caído, y las sombras grisáceas de la obscuridad casi nocturna rodean su figura que semeja un espectro. Se ha distraído entrehoras en hacer y deshacer su blanquecina trenza de escasos cabellos, cual monótona fiel y paciente Penélope. Ahora, sus pensamientos están en calma, casi inexistentes, el cuerpo laxo y solo el corazón aguarda espectante.

Dentro, todo espera en su sitio. Los desgastados pero relucientes pisos rojizos, las cazuelas con su delicioso contenido tibio, los geranios en las macetas de las ventanas aún muestran gotitas del agua regada por sus manos, la mesa puesta luce un desgastado pero limpio mantel de lino y unas flores de girasol silvestre recién cortadas dan vida a la mesa. Los olores de la casa se entremezclan en un conjunto extraño de cosas viejas pero a la vez pulcras y se percibe cada cosa en su lugar.

Es la hora justa, en el segundo que cae con más precisión que una campanada del Big-Ben, una ligera y fría ráfaga anuncia la presencia de una sombra grisácea, ella nunca sabe de que lugar exacto emergerá, solo el beso que hiela su mejilla le dice que la espera ha llegado a su fin, y se levanta lentamente de su mecedora, avanzando en paso vacilante hacia el obscuro interior, apoyada su mano derecha en la pared del porche.

Al fin, tras momentos que parecen eternos, llega junto a él que aguarda pacientemente sentado a la mesa, iluminando con su presencia la negra oscuridad de la casa. Es su encuentro anhelado como todos los días, como cada que cae la tarde, como será hasta que la mecedora algún día deje de emitir el quejumbroso crish.. crash... crish... crash.

Él prometió no dejarla sola y ambos conocen el valor de una promesa.

author: sara fuentes (méxico)

5 comentarios:

Anónimo dijo...

pura sensibilidad, descripción muy bien lograda, pues me parece que ya entras en la categoría de escritoras. bravo por ti.
abrazos!!!!

Rina dijo...

y la protagonista del relato que ahora acabo de leer se parece tanto a nosotras.... mujeres que seguimos adelante esperando por algo o por alguien.... solo espero que no nos volvamos penélopes....
es un poema., trasmite detalles que cada una podemos vivir, la tarde que cae, la mesedora... el crucir en el suelo de nuestra alma.
penetré en una dimensión especial al leerte... admiro siempre la gran sensibilidad que muestras a los demás.
más abrazos....

Isa dijo...

Hola Sarita felicidades eres una exelente escritora con gran sensibilidad transmites toda la sencillez de tu espiritu, romantica creativa mujer fuerte............ Pero ademas exelenta amiga te mando un abrazo

Anónimo dijo...

SARITA.
siempre me ha gustado lo q. me mandas pero hoy, me he quedado
sorprendida, tienes sensibilidad para escribir me gusto mucho, espero sigas haciéndolo.
MUCHAS FELICIDADES.
TU AMIGA MARICELA.

Anónimo dijo...

Sara:
Tan bonito como los poemas que te conozco. Transportas al momento, me imaginé cada movimiento y pude escuchar los sonidos.
Tienes mucho talento, y me alegra que no se limite esto a un grupo de amigos, sino que exista la posibilidad que el mundo de la red, conozca la clase de sentimientos que plasmas en tus textos.
Con mucho cariño y admiración: Tere.