23 de noviembre de 2008




A PURO DOLOR


Es densa esta oscuridad,
ni una estrella brilla
en la inmensidad de mi noche,
la luna ha dejado de ser
mientras su cuerpo renace,
los grillos enmudecen,
las lechuzas duermen,
ni una luciérnaga ilumina
el vaivén de mis pasos
por esta vereda verde humedecida
no sé si con el rocío de la noche
o la tristeza de mi llanto.


Es una quietud que asusta,
no hay ni una sola ráfaga de vientecillo
que seque la humedad de mis ojos
o se atreva a ondear mi pelo,
ni hay eco de otros pasos
al compás de los míos,
por esta vereda verde húmeda
no sé si con llanto de la noche
o con rocío de mis ojos.


A donde mis pasos conducen
si nadie aguarda mi llegada?
si grito desgarrando un nombre
en la soledad del bosque
y sola mi voz se pierde
en el silencio y la nada.....

Me dejo caer despacio
agotada y desangrada
el corazón hecho trizas,
mis piernas temblorosas
no pueden sostenerme más...
solo el camino húmedo
de esta vereda verde
recibe mi cuerpo inerte
empapado no sé si
con mi propio llanto
o con rocío de la noche.

Ahí en el sepulcral silencio,
de esa vereda verde,
que huele a noche y pinar,
mi cuerpo echo un ovillo
empezará a echar raíces
mientras sigue desgarrando
lastimosamente un nombre,
como animal herido de muerte
en ese camino humedecido
ya solo por el llanto de mis ojos.

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